Cuando las Reglas de Comercio Internacional previenen la transición ecológica

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En los últimos años, varias resoluciones de la ONU y de instituciones comerciales internacionales contribuyeron a bloquear el desarrollo de las energías renovables en los países emergentes. Sin embargo, la lógica del mercado muestra que a veces es contradictoria con el desarrollo de estos países y con la transición ecológica.
Hace solo dos meses, todos los países del mundo se reunieron en París para la COP21. Luego de varios días de discusión y debate, se llegó a un acuerdo para lograr un trabajo conjunto para resolver el problema del cambio climático. Pero este momento de euforia al parecer no va a durar debido a la presión lógica de los mercados internacionales y del neoliberalismo comercial. Y los ataques de la Organización Mundial del Comercio (OMC) contra las políticas de transición energética de algunos países emergentes son la prueba.

OMC, el libre comercio y la transición ecológica


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Como sabemos, el desarrollo sostenible se ha convertido en un negocio muy lucrativo. Las energías renovables en todo el mundo (incluyendo la solar y la del viento) atraen el deseo de más y más grandes empresas, generando más y más ganancias. Desde un punto de vista ecológico, esta tendencia puede ser el comienzo de la esperanza. Incluso los gigantes económicos y demográficos de India y China, están empezando a invertir en energía renovable, y es probable que este movimiento dé lugar finalmente a una disminución en el uso de combustibles fósiles. China aspira a ser el primer país en términos de producción de energía solar hoy en día, y la India está comenzando a invertir de esta manera.
Pero como todo negocio, el desarrollo sostenible también está sujeto a las difíciles normas del mercado. El libre comercio, la desregulación comercial: las energías renovables están sujetas a las mismas normas comerciales como las materias primas y otras tecnologías que se están negociando a un ritmo frenético en los mercados internacionales. Y el entusiasmo de la COP21 no ayudará a nada, ya que incluso la ecología es una mercancía como cualquier otra.
A esto, el 27 de febrero, el OSD (Órgano de Solución de Diferencias) de la Organización Mundial del Comercio (OMC) anunció su oposición al ambicioso programa solar de la India. En un país donde casi 300 millones de personas viven todavía sin electricidad, esta oposición es un obstáculo para el desarrollo de una transición ecológica, pero sobre todo, un obstáculo para el desarrollo económico y social de la población.
Razones económicas contra el buen sentido ecológico
¿La razón de este bloqueo? El programa solar de la India planea instalar cerca de 100 gigavatios de energía solar para el año 2022, indicando que un porcentaje de estas instalaciones son de fabricación local en la India.

Para Estados Unidos, quien presentó la queja a la OMC, este plan va en contra de las normas comerciales internacionales. En efecto, en un contexto de libre comercio, imponer una producción nacional se convierte en una suerte de volver a practicar el proteccionismo, pero dado que la lógica de la economía internacional prevalece sobre la lógica ecológica, la OMC ha sancionado a la India por esto. Así, con la resolución del OSD, la India se verá obligada a abrir por completo el programa solar para los inversores extranjeros. Estados Unidos será capaz de disfrutar de este jugoso mercado por sus existencias de paneles solares... Así que en lugar de utilizar paneles solares producidos localmente, además de la participación del empleo local creado, la India utilizará los paneles solares producidos a todo el mundo.
Esta no es la primera vez que este escenario tiene relación con los órganos de la OMC. En 2013 Estados Unidos puso en marcha una queja contra los subsidios de la India sobre la energía solar. Pero eso no es todo, desde 2011 Estados Unidos (aún) había iniciado un procedimiento contra la concesión de un programa de energía limpia lanzado por China. Dentro de 4 meses, dos quejas fueron presentadas contra el programa chino del viento. Japón también ha puesto en marcha una queja contra Canadá por energía limpia subvencionada en 2010. Por su parte, China ha atacado a la Unión Europea, lo que favoreció a sus mercados nacionales para la energía solar en 2012. 
“La posibilidad de una energía más limpia, amigable con el ambiente y la sociedad, es un derecho de todos. Los tratados de libre comercio y las nuevas políticas económicas deben mirar a esto: apostar por el crecimiento económico sostenible donde cada vez más aumente el porcentaje de población con acceso a electricidad, y sin que ello ponga en peligro su comunidad y la del planeta entero. Si cada país se compromete a producir energías sostenibles, intercambiando proyectos y/o programas sin perjudicarse unos con otros, estaremos hablando de sociedades realmente conscientes”, señala al respecto el Dr. Daniel Maximilian Da Costa, CEO y Fundador del Latin American Quality Institute.
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Además de frenar el desarrollo de la energía renovable en el mundo, estas quejas a menudo contribuyen a bloquear el acceso a la energía en los países emergentes en los que es un vector de desarrollo económico y social. Independientemente de los compromisos adquiridos en la COP21, la lógica comercial prevalece.

Fuente: e-rse.net

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